martes, 19 de mayo de 2009

Bestiario. Primera Parte

Y al quemar las los escritos paganos y eregir iglesias sobre las ruinas de los templos y usar los altares de sacrificios como pilotos de Iglesia los cristianos no hicieron más que repetir la historia eterna entre héroes y monstruos. Porque el monsturo sólo es derrotado cuando el héroe que lo ha vencido se transforma en el monstruo mismo, portando su cabeza, su piel, sus garras, en el cuerpo.
El monstruo aperece, no hay razón para los monstruos, sencillamente aparecen, emanados de la nada, de las latitudes insondables de la realidad. Como salidos de pliegues invisibles de la tierra, como los Goblins de T0lkien. Los monstruos obedecen a su propia naturaleza, sólo habitan, reptan, no hay razón para su existencia, porque la írracionalidad, la desproporció los definen y por eso precisamente tienen grandes su garras, sus alas, sus colas son incomensurables, todo en ellos es exceso y terror.
Pero sus ojos, los ojos de los monstruos delatan una naturaleza fínisima, oculta, ojos insomnes, como dice Ovidio, que no duermen, ojos eternos afiliados al caos mismo, ojos que escapaban la mirada del Hades. ¿A dónde van los monstruos cuando mueren? Son los incidentes que matan a los héroes.
Si el monstruo se presenta como una fuerza, incontrolable, un exceso. El héroe entonces no es más que otra fuerza semejante, una fuerza que cumple el único destino para el que fue creada, encontrar otra fuerza mayor que la pare. El héroe no es compesanción del monstruo, no es el redentor, ni el matador, ni siquiera participa en el equilibrio, el héroe es otro exceso, que choca contra el monstruo. El héroe decide colapsarse en el monstruo, inmolarse en él, porque el monstruo al igual que el héroe es de una naturaleza anónima e inexplicable.
Siempre que emerge un monstruo, emergerá un héroe, que en el fondo es igualmente monstruoso. Un monstruo existe en la espera de una fuerza mayor que le detenga, el héroe cuando ha terminado con un monstruo, sabe que ese solo fue el preludio para la bestia siguiente. Una interminable pugna de fuerzas, que no buscan equilibrio, sino el choque constante. El origen es confuso y despreciable.
Teseo y el Minotauro. Heracles y el León de Namdea. Jasón y el gigante. Ulises y el cíclope. La lista es interminable, el monstruo simpre es un elemento necesario del héroe porque sin monstruo el héroe carece de propósito y este mismo se da cuenta de su sin sentido, de su desgracia, depender de aquello que precisamente espera exterminar.
¿Por qué el héroe extermina al monstruo?
El héroe es siempre externo, siempre viene de "afuera", siempre anda buscando mosntruos, pero qué lo impulsa a matar a su semajante, a su hermano, a la fuerza única que lo comprende y lo espera.
Si el héroe puede ser definido como fuego y el monstruo como carburante, ¿qué enciende esas reacción?
Entonces se dibuja un tercer perfil, un catalizador, una pura escencia que subsite en el propósito de impulsar al héroe.
Medea, Ariadna, Antígona, Calipso, todas ellas, mujeres, son la fuerza que empuja al héroe hacia el monstruo, no para salvarlas porque en primera instancia nunca se vieron amenzadas por la bestia. ¿No era el minotauro hermano de Ariadna?
La mujer no pide ser rescatada, la mujer exige ser raptada. La princesa bajada de su torre, rescatada del castillo. Raptada, lo que sucede después, al igual que con la llama, es sólo humo, es incierto, nos acostumbraron a creer que el monstrup "desaparece", que el héroe "gana" y la princesa "se casa con él" y viven "felices para siempre". Pero el para siempre es un equívoco, la única eternidad es la de la inmolación de los héroes contra los monstruos, de las princesas que llaman al héroes y el héroe que después las abandona. Como Teseo a Ariadna, como Jasón a Medea, como Ulises a Calipso.
Porque a diferencia de la princesa, que es siempre un perfil, un elemento catalizador, el héroe y el monstruo guardan una relación eterna e inolvidable, profunda arraigada en sus naturalezas, y es que se trata de la misma entidad. Al final de la mitología, los héroes griegos agotaron todos los monstruos, Pitón, Polifemo, los Leones, los Cíclopes, las Gorgonas, Las Furias, Los Minotauros, todos habían sido transformados en armaduras de los héroes. Entonces los héroes se encontraron consigo mismos, siendo los únicos monstruos restantes. Las princesas abandonadas, se habían suicidado, el excesos se colmaba y era insostenible. Entonces una última mujer, como supremo elemento catalizador viene a acabar con los héroes, únicos monstruos restantes, utilizando a los héroes mismos.
Helena.

Y así mueren los hombres.

Todos sabemos que el pasado 17 de Mayo el escritor, periodista pero sobre todo poeta, Mario Benedetti murió de una complicación infecciosa. Uno de mis grandes gurús de la poesía, al que recurría en más de una ocación en busca de ese abrevadero precioso que algunos llaman inspiración. Y muchas veces además le rendí el mayor homenaje que un escritor le pudiera hacer a otro, copiarle.
Uno de los útltimo poetas latinoaméricanos de lo que se llamó el nuevo simbolismo, socialista y defensor de la juventud y el ímpetu del escritor. No estoy haciendo este escrito para soltar una larga y profunda repériqueta sobre su vida y obra, ya que habrá quien lo haga y mucho mejor de lo que yo pudiera hacerlo. Su vida y por consiguiente su muerte no me conciernen en lo más mínimo pero siento un profundo apego poético por él, tanto que cuando me comentaron sobre su muerte no pude evitar preguntarme.
¿Después de la muerte, qué queda de un poeta?
´Diego Rivera contestó quizás con mucha mayor lucidez está pregunta. "La Obra de un artista sólo acaba con la muerte."
Quizás Rivera tenía razón y efectivamente las últimas palabras de nuestro poema las escribe la muerte, que nos cierra por fin los ojos.
Me vienen a la mente entonces un sin número de poetas finádos, de lo que quedan algunos versos fragmentarios, alados. Los ojos de Pavesse, los Buhós de Baudelaire, los Yos de Girondo, todos esos versos que se visten de negro y de luto. Un misterio queda renombrado en muchos versos que leo, un misterio que los poetas se llevaron a la tumba, porque todos sabemos que un poema va mucho más allá de lo que está escrito en sus versos, es todo un nuevo lenguaje, un paroxismo con letras.
¿Qué queda, pues, de un poeta muerto? Probablemente su misterio, probablemente todas esas cosas que sólo inquirió entre líneas, como si hiciera gala de una sabiduría más lúcida y antigua que la nuestra. Una verdad tan evidente que lo agotó hasta la muerte.
Puedes remar, pero la orilla esperará de todas formas, y entonces atravesamos ese río de los griegos y nos perdemos en el vasto moho de la muerte, la muerte que nos da la mirada final, en la que por fin nos reflejamos nosotros mismos. La mirada que nos brinda ese momento de eternidad que luchamos toda la vida por conseguir.
Me gusta pensar en la muerte de esa forma, no como fin, no como comunión, ni redención, ni salvación, la muerte como un proceso que nos revela nuestros paraísos infinitos. Al morir vemos nuestros momentos preciosos, una mujer debajo de una tormenta, la primera vez que probamos el helado de chocolate, el olor de aquel árbol cuyo nombre desconocesmos, quizás aquellas líneas que subrayamos y repetimos histéricamente durante siempre, cómo si nos definieran. Entonces morimos en esos instantes, que nunca murieron, que nos superan y en los cuales nos quedamos para siempre.
¿Dónde habrá quedado Benedetti? ¿En la revolución? ¿Tras las señas del Che? ¿En la mirada del hombre preso que miraba a su hijo? ¿En las confesiones del amor urbano y revolucionario? ¿En e hombre qu emiraba al techo?
Al final ese hombre se miró a sí mismo, reflejado en los ojos de la muerte, y quizás, como me gusta creer, se quedó suspendido en su momento de eternidad.
Mario Benedetti... "No es con la muerte que morimos, sino con la vida, la muerte no se presenta jamás como un estado, sino como un instante... que algría que como instante sólo ocurra una vez en la vida."

lunes, 11 de mayo de 2009

Ese Maldito Yo


Ese maldito Yo es uno de los libros más lucidos en determinado nivel de profunda dejación que el escritor Rumano Emil Michelle Ciorán ha creado. Es tám sólo un conjunto de aforismos sin temas predominantes salvo el yo, un yo maldito como todo lo que respira, probablemente porque, como reza algún aforismo de este libro, si el hombe olvida contanta facilidad que es un ser maldito, es porque lo es de siempre... Es una profunda revelacíón de aquel hombre que siempre se sintió en profunda aberción de su contemporaniedad, un pos-modernista que desvaloraba los sistemas arcaicos del pensamiento moderno, un hombre que murió en la locura, como sólo los grandes hombres saben morir.

Todo el mundo me exaspera, pero me gusta reír, y no puedo reír solo. Con este aforismo Ciorán pone el último clavo al ataúd de cualquier socialismo y vinculación con el aparato social. Es porsible que en este aforismo resida todo lo que sustenta la obra.

¿Cómo saber si es convicción o capricho?

No se puede distinguir una de la otra en el pensamiento moderno, toda convicción inicialmente debe surgir de un capricho, pues es a su vez resultado de cualquier idea profunda, arraigada que llega a la irracionalidad.

Ciorán dejó el mundo en 1995 y sus últimos pensamientos quedán plasmados en un aforismo cruel y certero... Después de todo, yo tampoco he perdido el tiempo, yo también me he zangoloteado como todo hijo de vecino en este universo descabellado...


El resto es silencio.... Aquí les dejo mis 20 aforismos diferentes acomodados de manera aleatoria...


1.- El hombre es libre, salvo en lo que posee de más profundo. En la superficie, hace lo que quiere; en sus capas más oscuras, <> es un vocablo sin sentido.


2.- Soy un cobarde, no puedo soportar el sufrimiento de ser feliz.


3.- La tiranía destruye o fortalece al individuo; la libertad lo debilita y lo convierte en un fantoche. El hombre tien más posibilidades de salvarse a través del infierno que del paraíso.


4.- No se habita un país, se habita una lengua. Una patria es eso y nada más.


5.- No deberíamos molestar a nuestros amigos más que para nuestro entierr... y aún así...


6.- La crítica es un contrasentido: no hay que leer comprender a los demás, sino para comprenderse a sí mismo.


7.- Si no poseo el gusto del misterio es porque todo me parece inexplicable, o mejor dicho, porque lo inexplicable es mi único sustento y estpy harto de él.


8.- Cuanto más se detestá a los hombres más madura se está para Dios, para un diálogo con nadie.


9.- Amar al prójimo es algo inconcebible ¿Acaso se le pide a un virus que ame a otro virus?


10.- El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad.


11.- El medio más seguro de no perder la razón... recordar que todo es irreal y lo seguirá siendo.


12.- Muriendo nos convertimos en los dueños del mundo.


13.- Si prefiero las mujeres a los hombres es porque ellas tienen la ventaja de ser más desequilibradas, es decir, más complicadas, más perspicaces y más cínicas, por no hablar de esa misteriosa superioridad que confiere una esclavitud milenaria.


14.- Si me hubiera dejado llevar por mis impulsos habría terminado loco o ahorcado.


15.- La música es una ilusión que compensa todas las demás.


16.- Se necesita una inmensa humildad para morir. Lo raro es que todo mundo la posea.


17.- Ningún instante en el que no me asombre de encontrarme precisamente en él.


18.- Todo el mundo me exaspera, pero me gusta reír, y no puedo reír solo.


19.- Todo se pervirtió el día que la literatura dejó de ser anónima. La decadencia se remonta al primer autor.


20.- Si las relaciones entre los seres humanos son tan díficiles es porque el ser humano ha sido creado para romperse la cara no para "relaciones".


viernes, 8 de mayo de 2009

Antagonismo de Catálisis



II

Eso de llorar
Nos concierne a todos
Las luciérnagas ciegas en la niebla
Las estelas develadas sin reflejo
Nosotros, mañanas lluviosas sin aurora
Ocasos que no encuentran su noche
Donde no florece la estrella,
Estanques fluyentes de irrefrenable cambio,
Nosotros, y nuestro llanto de tormenta.

Eso de llorar
Es el ridículo destino de todo aquel
Que se ha dado cuenta que palpita,
Que la sangre corre como el magma por sus venas
Y que ha despertado al sueño de la vida.

Eso de llorar
Nos atrapa,
Se escapa,
Difumina, navega, sale, entra.

Eso de llorar
Absorbe nuestra esencia
La define y la moldea
La limita en sus extremos
Nos roba el sueño suspirando
Genera quimeras del encanto
Terminamos por rendirnos temblando,
Navegamos nuestras dudas llorando,
Venimos al mundo llorando,
Y nos vamos de él dejando llanto.

Eso de llorar es la fuerza que impulsa
Las ansias de no seguir llorando,
Atrapados en la voracidad del llanto
En el ardor de lo llorado
De la lágrima, del suspiro ahogado
Del marcapasos palpitante
De la multa antes de los 100 km/h
Llorar nuestra vida entera,
Llorar media hora antes y durante la cena,
Eso de llorar consumiéndose en el llanto,
Que antes que polvo, el hombre fue llanto.

Eso de llorar es el requisito de la existencia
La causa y caudal de la conciencia,
Derramando el llanto, aspirando llanto
Y llegando hasta la luna, para seguir llorando.

Eso de llorar es la razón del hombre
Para no querer seguir llorando.

miércoles, 6 de mayo de 2009

ANTAGONISMO DE CATÁLISIS



XIX

Por qué insistes en querer ser un misterio
Cenizas de la ausencia,
Ruidos que no hacen eco.

Ya que eres tormenta y no encuentras tu nube
Relámpago que no toca tierra
Llama sin lumbre.

Qué hay detrás de esos ojos que siempre ríen
De esas palabras que sin hablar dices,
Cuéntame la historia de tu princesa
Háblame de tu mar y sus tormentas.

Y pensar que camino siempre junto a tu ausencia
Donde colocas una mujer convertida en muñeca.

Quiero saber quién ha besado mi alma
Quién acaricio mi sombra y la trajo a la luz,
A quién mando las cartas que le escribí a tu ausencia,
De qué color es la habitación de ti.

Mujer eres la perpetuidad de toda felicidad
Resignándose a ser desastre,
Como pájaros que vuelan de noche
Y se inmolan en el caos y en el silencio.
Eres el caudal de cada uno de mis ríos
El estanque seguro de mis pensamientos
Tan parecida a la neblina,
Nunca te encuentro en las páginas que escribo,
En las prendas que deslizo,
En los sueños que he tenido.

Muéstrame un pedazo del edén que tienes escondido
Si la puerta son tus labios yo no me he cansado de llamar,
Qué mano me entregas cuando caminas conmigo,
Señálame la dirección dónde se perdió tu mirada,
Ese punto que rompe el horizonte
Que dibuja los límites de tu propia luz
Cascada invisible que emana de tu alma a mí
En todo su sinsentido
Que no quieres dibujar bosquejos
Pero me regalas sombras
Como chispas que besan el oxígeno
Brillando unos instantes antes de morir.

¿Qué hay más allá de ese nombre que llevas por rostro?
¿De esas armas cargadas que son tus ojos?
Muéstrame tus orillas para recorrerlas
Y navegar en ese enigma de tus suspiros

Mujer, hay veces que me siento tan vacío
Con una calidez ausente que emana de tu recuerdo,
Hay veces que el transcurrir de los días
Me llena de sinsentidos,
Donde la calma muere y nace la duda
Y se plasma en el cielo, perpetuamente gris.

¿Qué buscan tus ojos en el cielo?
¿Qué buscan en mí?

martes, 5 de mayo de 2009

Yo No Quiero Un Amor Civilizado...

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y rincón del sofá;
Yo no quiero que viajes al pasado y vuelvas del mercadocon ganas de llorar.
Yo no quiero vecínas con pucheros;
Yo no quiero sembrar ni compartir;
Yo no quiero catorce de febrero ni cumpleaños feliz.
Yo no quiero cargar con tus maletas;
Yo no quiero que elijas mi champú;
Yo no quiero mudarme de planeta, cortarme la coleta, brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
Yo no quiero columpio en el jardin;
Lo que yo quiero, corazón cobarde, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.
Yo no quiero juntar para mañana,
No me pidas llegar a fin de mes;
Yo no quiero comerme una manzana dos veces por semana sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
Yo no quiero besar tu cicatriz;
Yo no quiero París con aguacero ni Venecia sin tí.
No me esperes a las doce en el juzgado;
No me digas “volvamos a empezar”;
Yo no quiero ni libre ni ocupado, ni carne ni pecado, ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
Yo no quiero contigo ni sin ti;
Lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes, es que mueras por mí.
Y morirme contigo si te matas
Y matarme contigo si te mueres
Porque el amor cuando no muere mata
Porque amores que matan nunca mueren.

ASI ES COMO YO TE AMO

domingo, 3 de mayo de 2009

Soledades Y Nostalgias

De nuevo abre los ojos y empieza a respirar, es obvio que siempre la primera parte del texto está escrito hacia la muerte, si no temiéramos morir probablemente no hubiéramos creado la palabra, porque yo conozco a alguien que me decía que la palabra le quita las alas a las cosas, pero sigo tipografiando estas extremidades aerodinamicas con mis textos, exageradamente complejos, compulsivos, como el trazos de algún ingeniero civil que intenta pintar un paisaje impresionista... ¿Por dónde empezar?
Empezar desde el principio ya es muy común, todo ese génesis es cansado y agobiante, empezar por el final es algo que le resta mucha congruencia a lo que se dice, y lo que se dice tiene que tener forma, porque las formas se mueven y avanzan y entonces son algo, un significado, que al final está lleno de nostalgias, de rosotros que recuerdas, de algún churro, de alguna chica acomplejada que se hacía llamar Akio, de un chelo sonando en medio de la oscuridad, de una dulce sonrisa y la expectativa de que te gustaría ser un año mayor, porque te das cuenta que un año antes muchas cosas no te hubieran pasado y no hubieras conocido a toda esa gente sino a esa otra que siempre viste desde lejos y te preguntabas cómo es que sería ser su contempóraneo.
Al final te decides y empiezas por en medio, porque te dan miedo los extremos, que aún cuando se hundían las barcas tu te quedas flotando inerte en la grieta donde el barco se había partido a la mitad.
Primero quisiera plantear de lo que NO voy a hablar, el tema gira entorno a la omisión, a la autocensura que de todos modos al final habrá de limitar lo que se escriba, y se escribe hacia la muerte, y no quiero hablarle a la muerte de prostitutas, ni de personas insignificantes en vidas insignificantes viendo sus complejos en un plato de cereal, no quiero aterrizar en el pene, la luna y el mar que es el delirio de todo artista y escribir una tragedia sin haber estado si quiera a 15 mts de un asalto. Entonces empiezo a rememorar todo lo que conozco, porque así la eliminación lo hace más fácil, escribir de algo que ignores, de gente cuyo rostro es impreciso pero que están ahi como esas vanas presencias que se te atraviesan por las calles.
Y que aún quedan las creencias por descartar y que este nuevo párrafo contradiga en paradigma a la anterior y asi te reinventas en cada texto que escribes respondiéndo preguntas que nadie nunca te hizo y asi construyes todo lo que tienes, lo que haces, porque tu no te sientas a escribirle a la muerte simplemente porque el insomnio te mantiene pegado al monitor, o porque alguien importante de tu vida ha partido y tu sufres o porque las flores ya no florecen en mayo y Junio es cada vez el mes menos deseado. Escribes porque este es el punto donde verdaderamente te siente vivo, donde se apagan los ruidos estáticos, las voces, las imágenes som plasmadas en el monitor y pareces librarte de ellas momentaneamente, escribes por la necesidad imperiosa de escribir y cuando miras el horizonte que estás pensando en un sin número de sinónimos para el atardecer... entender entonces que mi vida es una métafora y que todo lo que hago tendrá siempre referencia a un vocabulario mucho más oculta entre cada una de mis letras hay párrafos enteros de referencia y a quién engaño si nadie nunca los leerá, nadie nunca entiende lo que escribo y eso que se pone claro y a veces cuando lo releo me parece tan ajeno que no culpo a nadie por no interesarse más de un segundo en lo que escribí...
De ahí las historias, siempre distintas, nostálgicas e imprecisas, siempre una contra otra como los cuerpos que se inmolan y mueren innumerables...